Nace Helen Keller en Tuscumbia, Alabama, el 27 de junio de 1880. Su padre, Arthur Keller, fue un oficial del ejército confederado, y su madre era familiar del General Robert E. Lee, supremo comandante de las tropas sureñas. A los 18 meses contrajo una enfermedad diagnosticada como una congestión del cerebro y del estómago, (fiebre escarlatina) que la dejó sin el don de la vista y del oído. Muy pronto olvidó las pocas palabras que conocía y quedó completamente muda. Un conocido doctor detecta una chispa dentro de la menor, a través de cuyas gestiones con personas como Alexander Graham Bell, consiguen contratar a la Sra. Anne Mansfield Sullivan como maestra de Helen, convirtiéndose ésta en la mayor inspiración y fuerza de Helen Keller.
No es sino hasta la mañana del martes 30 de junio de 1925, cuando Helen Keller y Ann Sullivan son recibidas con una gran ovación por parte de los Leones que estaban participando en la Convención Nacional de Cedar Point, Ohio, Estados Unidos. De esta manera, Helen Keller comenzó diciendo:
“Estimados Leones y damas:
Supongo que habrán escuchado la historia aquella que representa a la oportunidad como a una dama muy caprichosa, que toca en todas las puertas una sola vez, y si no abrimos la puerta rápidamente, ella sigue su camino y nunca regresa. Y así es como debe ser. Las damas hermosas y deseables no esperan. Hay que ir por ellas cuando se presenta la ocasión. Yo soy esa oportunidad. Estoy tocando a la puerta de ustedes. Quiero ser adoptada. La citada historia no dice qué tenemos que hacer cuando se presentan varias oportunidades ante la misma puerta. Supongo que hay que escoger a la más hermosa. Espero yo sea a la que ustedes quieran adoptar. Aquí, yo soy la más joven, y lo que ofrezco viene lleno de oportunidades de servicio…Imagínense ustedes cómo se sentirían si de repente hoy quedaran ciegos. Imagínense dando tropezones y andando a tientas, a plena luz del mediodía como si fuera noche; sus trabajos y su independencia, perdidos. En ese mundo de tinieblas, ¿no estarían ustedes contentos si algún amigo los tomara de la mano y dijera "Ven conmigo y te enseñaré cómo hacer lo que podías hacer cuando veías"?... ¿Me quieren ayudar a que llegue el día en que ya no haya ceguera, ni niños sordos y ciegos, sin recibir enseñanza, ni mujeres u hombres ciegos sin recibir ayuda? Apelo a los Leones, a ustedes que tienen su vista, su oído, a ustedes que son fuertes, valientes y bondadosos; ¿Se constituirán en los Caballeros de los Ciegos en esta cruzada contra la oscuridad? Yo les doy las gracias."
Luego Helen Keller se sentó en medio de una prolongada ovación de pie de la audiencia. El impacto que ella causó ese 30 de junio de 1925 en Cedar Point, Ohio, es medido en los millones de vidas que han sido transformadas por las actividades de los Leones en favor de los invidentes. Fue Helen Keller un elemento catalítico en el futuro del Leonísmo.
Helen Keller falleció el 1 de junio de 1968, días antes de su cumpleaños número 88. En esa ocasión, el Senador Lester Hill, de Alabama, dijo que ella era "uno de los pocos nombres inmortales que nacieron para no morir, y que su espíritu vivirá mientras el hombre pueda leer y se puedan contar historias de una mujer que le enseñó al mundo que no hay barreras para el valor y la fe."